Playa del Carmen.- Las renovación de la Quinta Avenida no solo dejaron un espacio atractivo para los playenses y el turismo, sino que también sirvió para descubrir que muchos de estos locales históricos no estaban conectados al drenaje, sino que enviaban sus desechos directo al subsuelo, a solo metros del mar, situación que ya ha sido remediada.

Estos trabajos fueron emprendidos por el gobierno de Laura Beristain Navarrete en el mejor momento posible, cuando el turismo se había ido a causa de la pandemia del COVID-19, y cuando se requería de fuentes de trabajo e inversión pública. A pesar de las críticas, políticas y malintencionadas, los resultados hoy están a la vista de todos.

Cabe recordar que la Quinta Avenida, en sus orígenes, básicamente era una hilera de locales, sobre la arena misma, casi un tianguis de productos como pareos, toallas y trajes de baño. Al crecer sin planeación, no todos los locales fueron conectados al drenaje, cuando éste eventualmente se introdujo. Esto significó que por décadas, muchos locales contaminaban con sus desechos el subsuelo, terminando en el mar.

En un inicio tal vez no habría sido gran cosa, pero hoy, con las densidades de esta zona, y la creciente afluencia de gente, sí era un “foco rojo” que, después de muchas administraciones del PRI y el PAN, finalmente fue atendido y solucionado por la administración de Morena en Solidaridad.

Estos trabajos incluyeron además, cableado subterráneo, un piso más resistente, y mayor cantidad de árboles, todos nativos de la región. Si bien la Quinta recibió varios cambios estéticos a lo largo de estas últimas cuatro décadas, esta fue la primera renovación integral de este importante atractivo turístico.