Columna: Pensamiento crítico

Las producciones de Netflix se han caracterizado por construir una narrativa de apología hacia el estilo de vida del narcotráfico y por normalizar la violencia en series como Pablo Escobar, Narcos 1-2, el chapo, entre otras.

Recientemente Netflix produjo la polémica película-musical de Emilia Pérez, una historia de un narcotraficante transexual que caricaturiza la realidad en México y está nominada al Óscar como mejor película.

La presidenta Claudia Sheinbaum celebró el anuncio de 1,000 MDD de inversión por parte de la empresa productora estadounidense durante los próximos 4 años en México en su conferencia matutina.

Cabe puntualizar que no todas las producciones de Netflix sobre México giran al rededor la narrativa del narcotráfico y reconocer que la industria del entretenimiento genera empleos y derrama económica durante las filmaciones, sin embargo, el problema de raíz de la violencia en nuestro país tiene su origen en la narco cultura que va en auge en paralelo con la violencia en el país.

La libertad de expresión es un derecho constitucional pero qué medidas debe tomar el Estado Mexicano para terminar con la violencia social promovida desde los Estados Unidos de manera armamentista y financiera, pero además de manera ideológica al aceptar y consumir la narrativa apológica de Netflix sobre los capos de la droga como historias de superación personal y liderazgo que inspiran falsamente a los jóvenes mexicanos para convertirse en carne de cañón.

El ex presidente López Obrador en la recta final de su administración aconsejó a la entonces presidenta electa Claudia Sheinbaum poner especial atención en el auge de la narco cultura y especialmente mencionó a Netflix como promotora de la misma.

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