A la casa de Roberto, un habitante de la Marquesa (la zona rural y boscosa en las afueras de la CDMX) llegan todas las noches. Allí comen la fruta que él, su esposa y sus hijas dejan como sobras después de la cena. También se deleitan con los granos de maíz que secan en el patio. Cada vez interactúan más con ellos y, con frecuencia, se dejan ver sin que huyan despavoridos, como sucede en otras viviendas vecinas. Pasean por los techos, por el patio… y no resulta extraño cuando alguno asoma por la ventana para mirar a esta familia cenar. Se trata de cacomixtles, un pequeño mamífero, oriundo de Norteamérica, que ha sido injustamente tildado de ladrón, ya que su función en los ecosistemas en los que vive es de vital importancia. Es omnívoro y por eso es que come de todo, pero ¿por qué tiene esa fama de ladrón nocturno?

“Tlacomiztli ” es su nombre original en lengua náhuatl y significa “mitad gato”.MIGUEL ÁNGEL SICILIA MANZO/ CONABIO
Antes de ahondar en el tema, veamos cómo es: no se trata de un gato, tampoco de un mapache (otro conocido “ladronzuelo” de la comida que sobra en las viviendas de áreas urbanas). Mucho menos es un tlacuache, animal con el que es constantemente confundido, a pesar de que no tengan tanto en común (este es el único marsupial mexicano). Es, sencillamente, un cacomixtle. Tlacomiztli es su nombre original en náhuatl, que significa “mitad felino”; la denominación actual es sencillamente la castellanización de aquel vocablo. Algunas fuentes sostienen que, a pesar de que este animalito fuera ampliamente conocido desde los tiempos prehispánicos, fue el ornitólogo, científico y experto en ciencias naturales, el estadounidense Elliot Coues el primero en describirlo taxonómicamente en el año de 1887.
En términos generales, es pequeño (mide entre 30 y 50 centímetros, más la larga y característica cola anillada que lo distingue y que puede alcanzar las mismas dimensiones que su cuerpo). Tiene ojos grandes y algunos rasgos que se asemejan al zorro. Pero, como bien lo dice su nombre, no es muy distinto a un gato. Además, cuenta también con grandes orejas y un increíble olfato que le permite identificar potenciales restos de comida a kilómetros, como en botes de basura, restos de comida de otras mascotas, etcétera. Ahora bien, acerca de su conducta, es prácticamente imposible verlos de día, ya que su franja horaria de mayor actividad es la nocturna. Los cacomixtles se alimentan principalmente de insectos como mosquitos y escarabajos, así como de pequeños reptiles, y frutos silvestres. Pero recordemos que su dieta no es particularmente estricta y muchos de ellos, sobre todo los que habitan en zonas arboladas que colindan con espacios urbanos, han desarrollado el gusto por las la comida que ingieren los humanos. Y es precisamente eso lo que les ha valido la injusta fama de “ladrón”.
Por supuesto, esa percepción no es nueva. Y es que en la cultura popular mexicana, la palabra caco se refiere, precisamente a eso, a alguien que roba, a un raterillo de poca monta. Y el ejemplo más claro de esto fueron los personajes Los Caquitos, creados por el famoso cómico Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”. Se trataba de dos amantes de lo ajeno cuyo afán de cometer delitos siempre terminaba en irreverentes desatinos. Pero ese mito es solo eso, un mito. No hay algo más ajeno a la realidad, pues el cacomixtle tiene una importancia innegable en su entorno y no precisamente por sus habilidades de sustractor de alimentos urbanos.
Nocturno, esquivo y pieza clave para el equilibrio de los ecosistemas
De su nocturnidad y agilidad para pasar inadvertido ya hemos hablado, no obstante, ¿qué hay sobre su importancia en los entornos naturales en los que habita? De acuerdo con Cacomixtle: un carnívoro que restaura el bosque, una publicación de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT), pretende como fin destacar la importancia que tiene este animal en la regeneración natural de los ecosistemas que habita.

Se trata de un mamífero omnívoro oriundo de Norteamérica, su tamaño en la edad adulta fluctúa entre los 30 y 50 centímetros.LAURA PABLO VICTORIANO/ CONABIO
La principal característica al respecto es que en su estómago las múltiples semillas que ingiere a lo largo del día, no se destruyen y estas quedan siempre en sus heces (generalmente depositadas en zonas aisladas en el bosque). Y gracias a esto, como el mismo documento lo explica, “además tiene el cuidado de depositarlas en montículos para que por efecto de la lluvia y el viento se ‘siembren’ en bancos de arena y eso hace que se regenere la vegetación”. Ahora bien, ¿cuáles son los frutos que más le gustan? Ya sabemos que él come de todo, pero en los bosques del centro de México, él se deleita con la tuna, el sabino, los tomatillos, el tlaxistle y el reventón.
Pero esa no es la única forma en la que ayuda a la regeneración de su ecosistema, pues, como también lo explica el texto de investigación publicado en la UAT, el cacomixtle resulta ser un ahorrador nato, ya que suele generar bancos de semillas que va enterrando, poco a poco, a lo largo de un bosque. ¿Y cuál es la consecuencia de esto? Pues, sencillamente, que muchas de esas semillas germinan con el tiempo y así crecen nuevos árboles, arbustos o plantas. En pocas palabras, es un reforestador. Y tal es su fama que incluso existen propuestas en distintas universidades de utilizar los árboles sembrados por este animalito para reforestar zonas afectadas por la tala ilegal o los incendios.
Además, gracias a que buena parte de su dieta también se constituye de insectos, esto hace que sea un controlador de plagas, por ejemplo, la del chapulín (o saltamontes). Eso favorece el crecimiento de árboles jóvenes de encino, que suelen ser dañados por la fauna antes mencionada. Y, por si fuera poco, también es depredador de ratones, y eso se traduce en el control de su población, por lo que también se minimizan los daños a las semillas de muchos árboles.

Aunque es una especie ancestral, su primer registro estrictamente científico fue datado en el año de 1887.LAURA PABLO VICTORIANO/ CONABIO
La deforestación y la pobreza, sus principales enemigos
México es uno de los países en los que más ha crecido la tala ilegal y la deforestación, y esto, sin duda, impacta en las poblaciones de cacomixtles, pero también en sus hábitos e interacción con los humanos. En las redes sociales hay distintos grupos que se dedican a la sensibilización y al cuidado de este animal. Muchos de ellos, como Cacomixtle Ecología (uno de los más populares, pues cuenta con casi 5,000 suscriptores), han publicado que, durante los últimos años, la presencia de cacomixtles en las zonas urbanas del sur de la Ciudad de México ha aumentado significativamente.
Pero, ¿por qué sucede eso? Desafortunadamente, porque sus hábitats naturales desaparecen a pasos agigantados. De acuerdo con el informe de investigación Estimación de la tasa de deforestación bruta en México, de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), se estima una tasa anual de deforestación de 167,000 hectáreas, una superficie de más del doble de lo contabilizado 15 años atrás. Desde 2001, 2016 es el año en que más superficie arbórea se ha perdido en el territorio nacional: por lo tanto, se destruyeron más de 350,000 hectareas de bosque en todo el país.
El problema no es tan sencillo de resolver. Son muchos factores los que favorecen la destrucción y la devastación de los ecosistemas, y la fauna local es la que paga el precio. De acuerdo con la Conafor, la tala ilegal, la expansión de zonas ganaderas y agrícolas, así como el descontrolado crecimiento urbano son las principales amenazas de los bosques.
También, el lavado de madera, el incumplimiento de los planes forestales y la extracción descontrolada e ilegal de madera sana y protegida. En 2021, un comunicado oficial informó que ya existen 122 zonas críticas por la deforestación en el territorio (en más de 20 estados de la república).
Especie bajo amenaza humana
Otra causa que contribuye a la devastación del entorno natural del cacomixtle es la pobreza: de acuerdo con un reporte del Centro de Estudios Sociales y Opinión Pública de la Cámara de Diputados, las áreas forestales en nuestro país están habitadas en la actualidad por más de 11 millones de personas. Y, la mayoría de ellas vive en condiciones de extrema vulnerabilidad económica y con un bajo nivel de desarrollo humano. Eso, en consecuencia, ha fomentado la contaminación de ríos, de prados, la erosión de los suelos y la degradación de barrancas o cuevas (sitios en donde este animal suele crear sus guaridas).

Dos son los factores que amenazan su hábitat en nuestro país: la acelerada deforestación de los bosques y la contaminación provocada por los asentamientos humanos.MIGUEL ÁNGEL SICILIA MANZO/ CONABIO
Al respecto, las principales áreas en las que este animal corre peligro es en aquellas en las que lo rural transita hacia lo semiurbano. El caso de la familia de Roberto, con el que abre este texto, es particular, porque ellos, como así lo cuentan a MUY INTERESANTE, consideran que el habitante original en ese paraíso boscoso es el cacomixtle y no los seres humanos. Sin embargo, sus vecinos no opinan lo mismo: ponen trampas crueles y arcaicas para evitar que se metan a los corrales y roben alguna gallina o los huevos que estas ponen. Incluso, hay quien considera que ese animalito es una plaga, y los matan porque creen que sus heces pueden ser contaminantes (sin saber, claro, las capacidades de reforestación que tienen estas).
El cacomixtle no es una especie en extinción, como lo es, por ejemplo, el ajolote, la vaquita marina, el jaguar o las guacamayas, pero sí es un animal que ha modificado sus rutas, sus hábitos, su dieta y espacios, debido a la destrucción de su hábitat por los humanos. Roberto y sus hijas disfrutan ser “vecinos” de esta pequeña especie, y opina lo siguiente: “Nosotros lo cuidamos, lo protegemos y le decimos a la gente que lo cuide, que no lo mate. Nos gusta convivir con él, pero esto no tendría que ser así. Él tiene su espacio y no es normal que cada vez está más en contacto con los humanos. ¿Sabes por qué sucede eso?”. La respuesta a la pregunta anterior, Roberto la responde con el dedo de una mano que señala al bosque frente a su casa: en lo que una vez fue un manto verde de pinos inabarcable, hoy hay manchas amarillas de tierra deforestada. Desde enero del presente año, todos los días, desde las siete de la mañana hasta las siete de la tarde, se escuchan motosierras y el crujido de pinos centenarios cayendo. “¿Tú crees que es normal que los cacomixtles tengan que venir a cenar lo que nos sobra, y a comer de nuestros granos? Claro que no”, cierra. Entonces, ¿es un ladronzuelo por convicción? La respuesta es no. El hecho de que se acerque a entornos urbanos y busque las sobras de comida para humanos no es más que producto de la necesidad y de la destrucción de su entorno natural.
Fuente: Muy Interesante