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Teherán suspendió este miércoles su colaboración con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), intensificando sus críticas contra el organismo de la ONU en medio de la reciente escalada bélica con Israel.

El conflicto armado, que estalló el pasado 13 de junio con ataques aéreos israelíes y se prolongó durante 12 días, profundizó las fricciones entre la República Islámica y el OIEA. Un día después del anuncio de cese al fuego promovido por Estados Unidos, el Parlamento iraní aprobó una iniciativa para congelar la cooperación con la agencia internacional, misma que fue avalada posteriormente por el Consejo de Guardianes y ratificada este miércoles por el presidente Masud Pezeshkian.

«La ley que suspende la cooperación con el OIEA ha sido oficialmente promulgada por el presidente Pezeshkian», informó la televisión estatal iraní.

Desde Naciones Unidas, la reacción no se hizo esperar. Stephane Dujarric, portavoz del secretario general Antonio Guterres, calificó la decisión como “preocupante” y reiteró el llamado a Teherán, así como al resto de los países, a mantener una colaboración plena con el organismo en materia nuclear.

Por su parte, Israel —enemigo histórico de Irán desde la Revolución Islámica de 1979— condenó la medida. El canciller Gideon Saar instó a la comunidad internacional a “usar todos los medios disponibles” para frenar las ambiciones nucleares de Teherán y exhortó a Alemania, Francia y Reino Unido a restablecer de inmediato las sanciones contra el régimen iraní.

Desde el inicio del conflicto, las autoridades iraníes han denunciado lo que consideran una actitud cómplice del OIEA frente a los ataques israelíes y estadounidenses dirigidos contra sus instalaciones nucleares. Teherán también criticó con dureza la resolución emitida por la agencia el pasado 12 de junio —un día antes del estallido de las hostilidades— en la que se le acusa de violar sus compromisos en materia nuclear. Para el gobierno iraní, este pronunciamiento fue utilizado como justificación para los bombardeos que siguieron.

En ese contexto, Irán rechazó la solicitud del director general del OIEA, el argentino Rafael Grossi, para inspeccionar los sitios atacados, argumentando “intenciones maliciosas”. Aunque negó haber emitido amenazas contra inspectores de la agencia, el diario ultraconservador Kayhan difundió que Grossi sería un supuesto espía israelí, incluso sugiriendo su ejecución, lo que incrementó aún más la tensión.

El portavoz de la Cancillería iraní, Esmail Baqai, justificó la medida aludiendo a la “indignación generalizada” entre la población iraní, tras los ataques y el silencio de la comunidad internacional.

La guerra de 12 días dejó un saldo devastador: más de 900 muertos en Irán —según datos del poder judicial de ese país— y 28 fallecidos en Israel. La ofensiva israelí incluyó ataques que acabaron con la vida de altos mandos militares y científicos nucleares iraníes, a lo que Teherán respondió con el lanzamiento masivo de misiles y drones.

El 22 de junio, Estados Unidos intervino directamente con bombardeos sobre instalaciones nucleares estratégicas en Fordo, Isfahán y Natanz. El entonces presidente Donald Trump aseguró que estas plantas fueron “completamente destruidas”, aunque hasta ahora se desconoce el alcance real de los daños.

EJ.