En medio de la catástrofe humanitaria que azota la Franja de Gaza, contratistas estadounidenses encargados de la seguridad en centros de distribución de ayuda han sido señalados por usar balas reales, granadas aturdidoras y gas lacrimógeno contra multitudes de palestinos hambrientos que buscan alimento. Así lo revelaron testimonios y videos obtenidos por la agencia Associated Press (AP).
Dos empleados estadounidenses de la empresa de seguridad UG Solutions, quienes solicitaron anonimato por temor a represalias, denunciaron prácticas que calificaron como “peligrosas e irresponsables”, asegurando que muchos de sus compañeros carecen de entrenamiento adecuado y han sido autorizados para actuar con total libertad, sin rendición de cuentas.
Según los testimonios, los disparos y el uso de armas no letales se han vuelto comunes, incluso en situaciones sin amenaza evidente. Los videos proporcionados a la AP muestran escenas caóticas: multitudes de palestinos agolpados en rejas metálicas bajo el estruendo de detonaciones y gritos, mientras personal armado discute en inglés cómo dispersar a los presentes. En uno de los audios, tras una ráfaga de disparos, un contratista grita con entusiasmo: «¡Diablos, sí, chico!», mientras otro comenta que podría haber alcanzado a alguien.
Las acciones ocurren en centros operados por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), una organización estadounidense recién establecida, con respaldo israelí y sede en Delaware. Pese a la opacidad en su financiamiento, el gobierno de Washington ha prometido al menos 30 millones de dólares para sostener sus operaciones.
La prensa no tiene acceso a los centros de distribución de GHF, ubicados en zonas bajo control militar israelí, lo que dificulta la verificación independiente de lo que ocurre dentro. Sin embargo, informes internos y material audiovisual filtrado revelan el uso excesivo de la fuerza durante las entregas de ayuda.
Un reporte de Safe Reach Solutions, empresa de logística subcontratada por GHF, documenta que en al menos 31% de las distribuciones realizadas durante junio hubo personas heridas. Aunque la empresa afirma que no se han registrado lesiones graves, los contratistas aseguran lo contrario. Uno relató que presenció cómo disparaban hacia personas que ya se retiraban con su comida.
En un video, se observa cómo contratistas lanzan granadas aturdidoras y gas lacrimógeno en espacios reducidos, donde decenas de palestinos están atrapados intentando obtener provisiones. En otro testimonio, se documenta el uso de 37 granadas, 27 proyectiles de goma y 60 botes de gas en una sola entrega.
Los testimonios también apuntan a un sistema de videovigilancia en tiempo real controlado desde una sala de monitoreo ubicada del lado israelí del cruce de Kerem Shalom. Ahí, analistas estadounidenses y soldados israelíes observan las distribuciones mediante cámaras con reconocimiento facial. Se asegura que toman nota de personas “sospechosas” y comparten esa información con el ejército israelí.
GHF niega realizar labores de inteligencia y afirma que sólo coordina logística con las autoridades israelíes, como cualquier organización humanitaria que opera en la zona. Sin embargo, un informe interno menciona la circulación de una “tarjeta de rostros de personas de interés”, elaborada con imágenes captadas en los sitios.
La operación de GHF, que inició el 26 de mayo, ha sido criticada por la falta de estructura y profesionalismo. Los contratistas aseguran que muchos fueron reclutados sin experiencia previa en zonas de conflicto, que no se verificaron sus antecedentes ni recibieron capacitación adecuada. Las reglas de enfrentamiento, fundamentales en cualquier misión de seguridad, fueron entregadas hasta tres días después de comenzar las distribuciones.
Cada miembro del equipo recibió armamento pesado, incluyendo fusiles de asalto, granadas y gas lacrimógeno. Las armas, según los testimonios, en muchos casos ni siquiera fueron calibradas, lo que aumenta el riesgo de errores letales.
UG Solutions, por su parte, afirmó que sus procesos de contratación y entrenamiento son exhaustivos, aunque no comentó directamente sobre los videos ni las denuncias de uso indebido de fuerza letal.
La situación en Gaza es crítica. Más de dos millones de palestinos enfrentan hambre severa desde que Israel impuso un bloqueo total en respuesta al ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023. Según cifras del Ministerio de Salud de Gaza, más de 57 mil personas han muerto desde entonces, aunque no se detalla cuántas eran civiles o combatientes.
La distribución de ayuda ha sido caótica. Camiones de la ONU y de organizaciones comerciales han sido saqueados por multitudes desesperadas, y los enfrentamientos con fuerzas israelíes han dejado decenas de muertos y cientos de heridos.
EJ.