Desde la Casa Blanca, el expresidente Donald Trump volvió a culpar a los cárteles mexicanos y a la clase política mexicana por la crisis de adicción al fentanilo que azota a Estados Unidos, ignorando nuevamente el papel de la industria farmacéutica de su propio país, señalada como origen de esta epidemia.
Durante la promulgación de la llamada “Ley Alto al Fentanilo”, Trump arremetió contra México al afirmar que los “salvajes cárteles de droga” tienen un “control tremendo” sobre el país, incluidos sus políticos. Aseguró, sin presentar pruebas, que las autoridades mexicanas “están aterradas de ir a trabajar” por temor a los grupos criminales.
Acompañado de legisladores republicanos y familiares de víctimas de sobredosis, el exmandatario insistió en que la responsabilidad de la crisis recae fuera de sus fronteras. Sin embargo, no hizo mención alguna a las farmacéuticas estadounidenses que durante años promovieron agresivamente el consumo de opioides legales como OxyContin, contribuyendo directamente a la expansión de la adicción en amplios sectores de la población.
Durante el evento, Trump invitó al podio a Greg Swan, padre de un joven fallecido por consumo de opioides. Relató que su hijo se volvió adicto tras una lesión deportiva, como ocurre con miles de casos en el país. La anécdota sirvió para reforzar su narrativa, aunque omitió mencionar que ese tipo de medicamentos fueron recetados legalmente y manufacturados por empresas estadounidenses.
Pese a que el nuevo marco legal no modifica el control sobre el fentanilo —ya clasificado como altamente regulado en EE.UU.— sí impone sentencias mínimas obligatorias para los implicados en su tráfico. No obstante, expertos señalan que estas medidas, enfocadas en la interdicción externa, no atacan el fondo del problema.
Datos oficiales contradicen además parte del discurso de Trump. Según el Centro para el Control de Enfermedades (CDC), las muertes por sobredosis de fentanilo aumentaron de manera significativa durante su primer mandato, mientras que en los últimos 16 meses del gobierno de Joe Biden han disminuido en aproximadamente un 30%, bajando de 111 mil a 76 mil anuales.
Trump también culpó a su sucesor de “no hacer nada” frente a la crisis, aunque omitió reconocer que fue durante su administración cuando estalló la emergencia sanitaria provocada por el abuso de opioides legales, situación por la cual farmacéuticas como Purdue Pharma han pagado miles de millones de dólares en acuerdos legales, sin que ninguno de sus ejecutivos haya enfrentado cargos penales.
Como han advertido investigadores, organizaciones de salud y hasta el propio gobierno federal estadounidense, enfocar la estrategia contra el fentanilo únicamente en el combate al narcotráfico mexicano es simplista y políticamente conveniente. La red de distribución de esta droga opera ampliamente dentro de EE.UU., a través de grupos criminales locales y con una demanda generada en buena medida por años de promoción irresponsable de opioides legales.
EJ.