Bogotá / Washington.– La relación entre Estados Unidos y Colombia atraviesa su momento más tenso en años, luego de que el presidente Gustavo Petro denunciara que las recientes muertes ocurridas en el Caribe durante operativos militares estadounidenses no son “bajas de guerra, sino asesinatos”, y, horas después, Washington respondiera con sanciones directas en su contra.
El mandatario colombiano reaccionó a una investigación del New York Times que reveló la aparición de cuerpos mutilados y calcinados en las costas de Trinidad y Tobago, tras ataques de la Armada de Estados Unidos contra embarcaciones supuestamente dedicadas al tráfico de drogas. Petro calificó los hechos como un crimen y exigió un cambio en la estrategia antidrogas de la región.
“No son bajas de guerra, son asesinatos. De mutuo acuerdo con los países latinoamericanos y caribeños, hay que redirigir la lucha contra los narcotraficantes a su persecución personal, de sus bienes y capitales, y a las grandes incautaciones masivas”, escribió el presidente en su cuenta de X.
El reportaje señala que los operativos estadounidenses, enmarcados en la “ofensiva antinarco” lanzada recientemente por el Pentágono en el Caribe y Sudamérica, buscan también ejercer presión sobre el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
Petro, uno de los principales críticos de esa estrategia, sostuvo que Colombia “no puede ser parte de una lógica de guerra que ignora los derechos humanos y pone en riesgo a poblaciones civiles”, e instó a priorizar una política basada en inteligencia financiera y judicial.
Sin embargo, la respuesta de Washington no se hizo esperar. Ese mismo viernes, el Departamento del Tesoro, a través de su Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), anunció sanciones económicas contra el presidente colombiano, su esposa Verónica Alcocer, su hijo mayor Nicolás Petro y el ministro del Interior, Armando Benedetti.
En su comunicado, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, acusó a Petro de “permitir el florecimiento de los cárteles de la droga” y de “negarse a detener la producción de cocaína”, la cual —según el funcionario— habría alcanzado “niveles históricos” desde su llegada al poder.
“La producción de cocaína en Colombia se ha disparado a su nivel más alto en décadas, inundando Estados Unidos y envenenando a los estadounidenses”, declaró Bessent sin presentar pruebas.
Las sanciones implican el bloqueo de todos los bienes e intereses de los señalados que se encuentren en territorio estadounidense, además de prohibir cualquier transacción con ciudadanos o instituciones de ese país.
El presidente estadounidense, Donald Trump, endureció además su postura al anunciar la suspensión de financiamiento a Colombia y amenazar con nuevos aranceles.
Petro confirmó la medida en sus redes sociales y la calificó de “paradójica”.
“Yo, mis hijos y mi esposa entramos a la lista OFAC. Luchar contra el narcotráfico durante décadas y con eficacia me trae esta medida del gobierno de la sociedad que tanto ayudamos para detener sus consumos de cocaína. Toda una paradoja, pero ni un paso atrás y jamás de rodillas”, escribió.
Efectivamente la amenaza de Bernie Moreno se cumplió, yo y mis hijos y mi esposa entramos a la lista OFAC.
Mi abogado en mi defensa será Dany Kovalik de los EEUU.
Luchar contra el narcotráfico durante décadas y con eficacia me trae está medida del gobierno de la sociedad que…
El conflicto se produce en medio de la expansión militar estadounidense en el Caribe y Sudamérica, tras el despliegue del portaviones Gerald R. Ford y tres destructores en la zona, bajo el argumento de reforzar la lucha contra el narcotráfico. La tensión diplomática con Bogotá suma ahora un nuevo capítulo en el deterioro de la relación bilateral y abre un frente político que podría redefinir la cooperación antidrogas en la región.