El rol de los valores tradicionales como indicador de una sociedad sana se discutió este jueves en una de las sesiones del XXVII Foro Económico Internacional (SPIEF-2024) que se celebra en la ciudad rusa de San Petersburgo.
La directora del grupo RT, Margarita Simonián, ha sido la encargada de moderar la sesión, durante la cual los oradores y los invitados hablaron de la importancia de la familia tradicional, historia y cultura nacionales, así como de la religión y la protección de los niños de la propaganda LGBT*. En cuanto a este último punto, Rusia aprobó en 2022 una ley que prohíbe la difusión de propaganda LGBTIQ+, de pedofilia y de cambio de sexo. Según los representantes de Moldavia y Armenia que asistieron al evento de esta jornada, una medida similar debería adoptarse también en sus países.
Política y economía
En este contexto, la vicepresidenta de la Duma Estatal (cámara baja del Parlamento ruso), Anna Kuznetsova, declaró que ha llegado el momento de «deshacerse para siempre de la ilusión de que la cuestión de LGBT es una especie de historia de valores que le gusta a uno, pero a otro simplemente no; o que es un juego de derechos». «¡No es verdad! Se trata de un elemento de la política colonial«, afirmó.
Asimismo, Kuznetsova señaló que la propaganda y promoción del movimiento LGBT se realiza por razones económicas, ya que las empresas farmacéuticas están muy interesadas económicamente en atraer a las personas, empezando por niños, a la idea del cambio de sexo porque son ellas las que producen los fármacos para este fin. «Absolutamente de acuerdo. Es el motor principal de todo este tema [LGBT]», agregó por su parte Simonián.
«Por lo tanto, no hay necesidad de buscar aquí cosas efímeras y de otro mundo, solo se trata de política y economía», continuó la vicepresidenta de la Duma Estatal, en referencia a la actual difusión de ideas LGBT en muchos países. Al respecto, la directora del grupo RT añadió que «como siempre, todo se centra en el dinero«.
Por su parte, el experto en religión y activista social Vladímir Legoyda destacó la importancia de transmitir los valores tradicionales de generación en generación. Como ejemplo, Legoyda contó una historia sobre un estudiante suyo que solo conocía al tenista ruso Andréi Rubliov, pero no había oído nada sobre del famosísimo iconógrafo ruso de principios del siglo XV que llevaba el mismo nombre.