Las ganas de celebrarse por quienes son, de exigir respeto a sus derechos y condenar las violencias en su contra pudieron más que la ola de calor. Desde antes del mediodía, miles de integrantes y aliados de la diversidad sexual colmaron Paseo de la Reforma y calles del Zócalo capitalino para sumarse a la 45 Marcha del Orgullo LGBT+.

Las ganas de celebrarse por quienes son, de exigir respeto a sus derechos y condenar las violencias en su contra pudieron más que la ola de calor. Desde antes del mediodía, miles de integrantes y aliados de la diversidad sexual colmaron Paseo de la Reforma y calles del Zócalo capitalino para sumarse a la 45 Marcha del Orgullo LGBT+.

Brenda Vargas, una mujer trans, adulta mayor, comparó lo que vivió en su juventud con lo que sucede ahora. “Marchas como ésta han ayudado a nuestra visibilización, a que la gente nos entienda y nos apoye”. Nada de eso ocurría a principios de los años 70, cuando éramos perseguidos y asesinados por agentes de seguridad pública.

Aunque lo que más se escuchaba era a los vendedores ambulantes ofrecer “cervezas frías”, también hubo consignas. Entre una batucada en zancos se escuchó: “¡De noche, de día, que viva la putería!; otros lanzaron: “Espero te llene de orgullo ser quien eres”, “Vivir con libertad y gritar quiénes somos” y “No más desapariciones LGBT+”.

Pese al sol inclemente, el ánimo no menguó. Hubo bailes a ritmo de música pop, electrónica y batucadas, así como diminutos atuendos y transparencias, que hacían de la piel desnuda una constante.

Integrantes del Bloque Disidente avanzaron al grito de “fuera marcas”, en rechazo a la comercialización de la manifestación e insistieron en que no sólo fuera un “espectáculo”.

Aunque los organizadores dejaron en claro que era una manifestación apartidista y que no se permitiría a ningún instituto político “montarse” en la causa, se vieron algunas banderas de Movimiento Ciudadano. Líderes del Bloque Disidente rociaron con aerosol una de éstas y le prendieron fuego. No pasó a mayores.

Como parte de la protesta, algunos manifestantes hicieron pintas, una de ellas en la Victoria Alada y otras en mobiliario urbano.

A diferencia de lo que sucede con las marchas feministas, ayer no hubo cortinas bajadas, al contrario, todos los comercios estuvieron abiertos y concurridos por integrantes de la comunidad, sobre todo los de comida y los bares. Para demostrar su empatía con el movimiento, los establecimientos estaban decorados con los colores de la diversidad: con globos y banderas.

Pasadas las 14 horas, los primeros contingentes llegaron a la explanada del Zócalo, en donde se instalaron dos escenarios. Allí, se presentaron artistas como Pecado Perfecto, Manuel Rod y Somos Talento. De los edificios colgaban banderas gigantes con los colores LGBT+.

Casi al anochecer, aún había quienes marchaban hacia el Zócalo, en donde la fiesta de música, canto y baile estaba en su apogeo y amenazaba, para algunos, con extenderse hasta la madrugada en los antros de la zona.

Fuente: La jornada.