Ciudad de México.— A unos días de conmemorar el 40 aniversario del devastador terremoto del 19 de septiembre de 1985, el país sigue viviendo bajo la constante sacudida de la Tierra. En lo que va de 2025, México ha registrado más de 21 mil sismos, de acuerdo con datos del Instituto de Geofísica de la UNAM, lo que demuestra que, aunque algunos pasan desapercibidos, la actividad sísmica sigue siendo intensa y constante.
El doctor Carlos Valdés González, investigador de la UNAM y exdirector del Servicio Sismológico Nacional (SSN), alertó que si bien muchos de estos movimientos no causan daños visibles, cada uno es un recordatorio de que la prevención y la protección civil deben ser prioridad nacional.
“Los sismos no se pueden evitar, pero sí nos podemos preparar”, enfatizó el especialista.
Sismos, cifras que hablan por sí solas
Tan solo entre enero y agosto de 2025 se han registrado más de 21 mil movimientos telúricos en el país. En 2024 fueron más de 33 mil. Estas cifras muestran que vivimos sobre un terreno que no deja de moverse, sobre todo en estados del Pacífico como Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Colima y Jalisco.
El SSN, que este año celebró 115 años de operaciones, mantiene vigilancia constante, pero advierte que la población debe asumir su parte: conocer rutas de evacuación, preparar mochilas de emergencia y participar en simulacros.
México y su historia sísmica: del Ángel caído a los tsunamis lejanos
México ha enfrentado sismos de gran magnitud en distintas décadas. Dos de los más potentes han alcanzado magnitud 8.2: el primero en 1932 en la costa entre Jalisco y Colima, y el segundo el 7 de septiembre de 2017, con epicentro en el Golfo de Tehuantepec.
Valdés también recordó otros eventos emblemáticos, como el sismo del 28 de julio de 1957, conocido como el sismo del Ángel, que provocó la caída del monumento a la Independencia sobre Paseo de la Reforma.
Y, por supuesto, el más recordado por su impacto humano y material: el 19 de septiembre de 1985, a las 7:19 a.m., un terremoto de magnitud 8.1 sacudió a la Ciudad de México tras romper una falla de 180 kilómetros frente a las costas de Michoacán y Guerrero. Lo particular de ese evento fue la manera en que las ondas sísmicas se amplificaron en los suelos blandos del Valle de México, llegando a sentirse más fuerte que en el epicentro mismo.
“En algunas zonas del centro de la capital, el movimiento se sintió hasta 30 veces más que en zonas con suelos firmes como el Pedregal”, explicó.
⚠️ ¿Y la famosa brecha sísmica de Guerrero?
Una de las zonas que genera mayor preocupación es la brecha de Guerrero, donde no ha ocurrido un gran sismo en más de un siglo. Según Valdés, si llegara a presentarse un temblor de magnitud 8 en esa región, el impacto podría ser más fuerte para la Ciudad de México debido a la cercanía, incluso si no supera la magnitud del de 1985.
️ No todo viene del mar: sismos también nacen en tierra firme
No todos los movimientos telúricos tienen origen en la costa. Algunos han surgido al interior del territorio. Ejemplos:
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Tehuacán, Puebla (1999) – Magnitud 7
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Orizaba, Veracruz (1973) – Magnitud 7
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Falla de Acambay, Edo. de México (1912) – Magnitud 6.9
Incluso se tienen registros de daños graves en la capital durante el inicio de la Revolución Mexicana, causados por sismos cercanos al altiplano.
Sismos en el mundo: cuando la Tierra habla más fuerte
El experto también recordó algunos de los terremotos más intensos en la historia moderna:
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Chile (1960) – Magnitud 9.5, el más fuerte registrado en el planeta
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Alaska (1964) – Magnitud 9.2
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Japón (2011) – Magnitud 9.1, que provocó el tsunami que afectó Fukushima
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Kamchatka, Rusia (2025) – Magnitud 8.8, ocurrido este 30 de julio y generador de múltiples tsunamis
La lección de siempre: la prevención salva vidas
En un país donde la Tierra no deja de temblar, la gran enseñanza —una y otra vez— es que la prevención no es opcional, sino una responsabilidad colectiva.
El llamado de la UNAM es claro: no basta con recordar cada septiembre lo que ocurrió en 1985 o en 2017. Se trata de mantener viva la memoria, pero también de actuar todos los días con conciencia sísmica.