«Nunca antes había habido una transición como esta, en donde el presidente enseñe a la presidenta electa obras, acciones, programas». Así de clara, con una sonrisa en su rostro, fue Claudia Sheinbaum en un evento reciente, donde compartía tarima con Andrés Manuel López Obrador.

Este martes López Obrador le traspasa el mando a Sheinbaum en un hecho significativo en el andamiaje republicano de México. Por primera vez un partido de izquierdas proseguirá en el Palacio Nacional en el siglo XXI.

El Movimiento Regeneración Nacional (Morena) seguirá en el poder y lo hará de la mano de una mujer, la primera en la historia de la nación latinoamericana, que desde ya garantiza prolongación del modelo. «Es histórica [la transición] porque hay continuidad (…) no hay ruptura, hay continuidad porque eso es lo que quiere el pueblo de México», prometió Sheinbaum entre aplausos.

Y, en efecto, nadie duda en México de eso. «Hay una clara ruta de continuidad en muchos aspectos», asegura a este medio la politóloga mexicana Fernanda Salazar. «La centralidad de la justicia social, los programas sociales, priorizar el cierre de brechas de desigualdad, en particular para las personas más pobres, trabajadoras y rurales», menciona puntos claves de su plan que los unen.

La «oportunidad histórica»

Pero aunque no lo parezca, también hay desemejanzas entre ambas figuras. Desde la personalidad, hasta la trayectoria, pasando por la preparación académica. Pero una diferencia primordial, según analistas, también es una demanda de la población.

«Tiene una perspectiva distinta, dado que el presidente nunca tuvo un particular interés por el tema de la igualdad de género ni por promover políticas públicas especialmente destinadas a cerrar las brechas de desigualdad entre hombres, mujeres y también entre personas de géneros diversos y orientaciones sexuales diversas», dice Salazar.

De acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública de México, entre enero y agosto de 2024 se registraron 523 feminicidios, en una nación tradicionalmente violenta. Una rémora que López Obrador tampoco pudo superar.

En julio pasado, un mes después de imponerse en los sufragios generales, Sheinbaum se refirió al caso de la saxofonista y activista María Elena Ríos, quien fue atacada con ácido. «La vamos a apoyar siempre como una víctima de violencia por ser mujer. Y a todas las víctimas las vamos a apoyar», indicó.

Diversos colectivos, como Voces Feministas, han valorado su asunción, pero han admitido que tienen cautela. «Se sabe que Claudia no es una mujer feminista, jamás se ha pronunciado a favor del movimiento pero sí de las mujeres», avanzó el grupo en redes sociales. «Pero también será referente para las nuevas generaciones», añadió.

«Es una oportunidad histórica. Ojalá pueda asumir la igualdad de género como uno de sus legados porque eso marcaría una transformación cultural, social y política en el país. Abriría ventanas para mejores condiciones económicas, mayor justicia e incluso más paz en la sociedad», reflexiona la experta.

Desafíos con tensión

Para Salazar, entre los grandes retos que afrontará la mandataria está la situación económica de México. «El crecimiento de la deuda pública aumentó en este sexenio, por lo cual tendrá un margen más reducido de maniobra económica y financieramente», apunta.

Por lo tanto, opina que la científica originaria de Ciudad de México recibirá un Estado menos robusto que el que consiguió su predecesor y mentor. Sin embargo, López Obrador ha sacado pecho de los números de su gestión.

«[2024] va a ser el año con más inversión extranjera en la historia de México», declaró hace poco en su característica conferencia ‘mañanera’. «Es muy probable que terminemos el sexenio sin devaluación y eso no se veía en 50 años», afirmó al día siguiente.

Sus palabras surgieron en respuesta a la advertencia que múltiples sectores han hecho de que la controversial reforma judicial, que implica elección popular de los miembros del Poder Judicial, alejará las inversiones. «No es cierto (…) puro cuento», contestó el líder mexicano.

«La reforma judicial más que dar certezas, genera muchas dudas, tanto en el interior como en el exterior», considera Salazar. «Y traerá presión política, económica importante, porque es una reforma que implica muchos recursos», agrega.

No obstante, Sheinbaum saludó su aprobación. «Es bueno para nuestro país. Hablamos de un verdadero poder independiente y autónomo electo por el pueblo», escribió en X.

La modificación a la ley se alcanzó luego de que Morena arrasara en los comicios del 2 de junio. «Como resultado de la evolución del proyecto de López Obrador, ella entrará en una circunstancia diferente, con mayorías en el Congreso, con abrumadora mayoría en las legislaturas estatales, lo que le da un poder que no tenía ningún presidente desde hace mucho tiempo en México», explica Salazar.

Pero toda moneda tiene dos caras. «Va a ser muy difícil justificar cualquier cosa que ella no pueda hacer a lo que se haya comprometido, dado el nivel de poder que tiene, lo cual evidentemente genera una presión adicional«, avisa la especialista.