Tras registrar record de 1,314 contagios en 24 horas, los capitalinos de la CDMX podrían volver al resguardo domiciliario, “si la ocupación [hospitalaria] crece hasta llegar a 5,127 camas”, advirtió Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno.

De nuevo el corazón económico de México podría bajar las cortinas comerciales debido a 16 hospitalizados más cada día en los nosocomios, rondando ya las 9 mil defunciones. Es cierto que la salud del mexicano no era la óptima, como lo registra la vox populi.

Pero si el semáforo epidemiológico enrojece, seguirán suspendidos balnearios, parques de diversiones, ferias, antros, salones de eventos, y el centro histórico mantendría los horarios de los negocios de lunes a sábado de 11 a 17 horas.

Además, se supervisaría el uso de cubrebocas a tianguistas, pues desde el 10 de julio se vigila en las 16 alcaldías qué colonias y ciudadanos no usan esta medida sanitaria, empezando por el presidente del país, lo que podría repercutir en este retroceso sanitario.

Para los que no queremos enfermar, hay oferta de tapabocas en el mercado y cada quien busca su estilo, sin embargo en informes del sector salud, medios y redes sociales surgen informaciones médicas respecto a cuáles son los adecuados.

Y el mundo ofrece más, el Instituto de Medicina Molecular de Portugal elaboró una mascarilla que inactiva el Covid, incluso después de 50 lavados, observándose una reducción viral del 99{d68e4584cf895f1b04d853b1a781ed132ac0e8d3d277e8a02eb087d7d504c641} tras una hora de contacto con el tejido pues su revestimiento neutraliza el virus.

Además, lo que parecían memes, se concretó en otra mascarilla capaz de autodesinfectarse, alertar de focos cercanos de Covid y medir la calidad del aire, reveló la agencia Efe.

Esta mascarilla diseñada por el aragonés Álvaro González y su socia y pareja italiana Simona Lacagnina, es inclusiva porque permite ver la boca de las personas, lo que apoya a quienes tienen dificultades auditivas, y facilita la comunicación no verbal.

Sostenible porque es reutilizable, tiene filtros antimicrobianos y bioactivos que no dañan el medio ambiente, desarrollados por la Universidad de Siena; y tecnológica por su sistema bluetooth, sensores y algoritmos que con una app miden la respiración y la frecuencia cardiaca.

Quizás prefieras portar tus personajes favoritos para enfrentar esta pandemia pero es fundamental conocer qué cubrebocas de verdad nos protegen, como este último que puede entrar a la lavadora aunque incluya una carga de batería de luz ultravioleta en su interior para autodesinfectarse.

Por ahora, Álvaro y Simona comercializarán dos: sin tecnología y otro inteligente, por 90 y 250 euros respectivamente, pues en promedio calculan un gasto de 400 euros en mascarillas desechables al año, mientras éstos durarán 5 años aproximadamente.

Así el objetivo es contaminar menos. Cuando se vendan 20 mil, parte de lo recaudado irá a la compañía SEADS para que coloque barreras que frenen el plástico en el río Arno, de la región Toscana. Por ahora más de 60 países de Latinoamérica están interesados.